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Los panistas después del PAN

Luego de dos periodos de hegemonía panista en el gobierno federal y en los de algunas entidades, comienzan a salir a la luz varios hechos de corrupción protagonizados por los políticos derechistas. A la vez, se siguen manifestando las tendencias conservadoras de ese partido, opuestas al estado laico, a la despenalización del aborto y a los derechos sexuales.

De “parches” y reformas políticas

Hay, cuando menos, dos proyectos de reforma político electoral: la que discuten los integrantes del Pacto por México y la que propusieron los coordinadores de los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado de la República. Ambos, lejos de conjugarse se están excluyendo, según pudimos ver en los actos donde los presentaron (28 de mayo, La Jornada y Reforma).

El futuro de la derecha católica

Luego de su derrota electoral en 2012 y de la desbandada de la mayor parte de sus militantes, al Partido Acción Nacional (PAN) le quedan pocas posibilidades de mantenerse como opción electoral, pues su verdadero apoyo lo tiene sólo en el clero y en algunos sectores empresariales.

La farsa de la reforma neoliberal de las telecomunicaciones

La reforma de telecomunicaciones es un engendro curioso. Es presentada por Enrique Peña Nieto como “una iniciativa que se diseñó, se dialogó y se acordó en democracia”, en la que “todas las voces cuentan [porque] son importantes para la construcción de los acuerdos en [un] clima de normalidad democrática”. Que busca “crear una nueva estructura institucional a favor de la competencia”, la “cobertura universal, la inclusión social, buenos precios, calidad en el servicio y en los contenidos”. En la que “el Estado establezca y haga valer su rectoría” sobre los grupos de poder y “la entrega o el retiro de concesiones no responderá a criterios políticos sino a criterios técnicos”, porque lo más importante es “atender las demandas más sentidas de los mexicanos de impulsar reformas transformadoras de nuestra realidad para servir a todo México”.

Hacia la restauración del presidencialismo despótico

La obstinación de algunos gobernantes por aparecer incesantemente ante los reflectores, aunque carezca de sentido, se asemeja al llamado trastorno obsesivo-compulsivo. ¿Qué objeto tiene remedar tradiciones ajenas cuando no se tiene nada relevante qué informar a la nación?

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