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Desaparecidos en México: “La vida no vale nada”

En México la vida vale muy poco para nuestras autoridades, al menos eso es lo que le han hecho sentir a las madres, padres y familiares de los miles de desaparecidos en los últimos años. Pero no sólo a ellos: la mayoría de los mexicanos se siente absolutamente indefensa ante los secuestros, asesinatos y desapariciones perpetrados por el crimen organizado, las Fuerzas Armadas y las diferentes corporaciones policiacas.

Insuficiente recomendación de la CDHDF por caso 1DMX

Después de 5 meses, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) hace pública la Recomendación 7/2013 con relación a los hechos represivos del 1 de diciembre de 2012; después de una profusa y acuciosa investigación, sin lugar a dudas sirve para constatar que el operativo policiaco realizado ese día tuvo como finalidad, desde un principio, la criminalización de la protesta social. Su diseño implicó una táctica de confrontación permanente entre quienes ejercieron su derecho constitucional a la manifestación (como una protesta social en contra de la imposición del Poder Ejecutivo federal) y las fuerzas represivas del Estado.

Respeto a usos y costumbres de los pueblos indígenas, sólo en el papel

Se debe distinguir entre los nuevos grupos de autodefensa que están surgiendo en Guerrero (y en otros estados de la República) y la Policía Comunitaria, la cual lleva ya una tradición de existencia y resultados de más de 17 años. A su vez, a ambos grupos se les debe distinguir también del paramilitarismo y del crimen organizado, cuyos fines de existencia no son la protección de las poblaciones. Igualmente se deben respetar los usos y costumbres de las comunidades de Guerrero, cuyo derecho a formar una policía con normativa propia es legítimo y legal, pues su existencia está actualmente sustentada por tratados internacionales y la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la Constitución Política guerrerense.

Policía democrática para una sociedad en crisis

Una nueva edición del libro Policía y sociedad democrática, con 13 completísimos ensayos, obliga a esta reseña para que los lectores se hagan de un documento necesario, hoy que en nuestro país se debate cómo resolver el gravísimo problema de la inseguridad, provocada por omisiones –no pocas veces intencionales– de los gobernantes, quienes permitieron el aumento de las delincuencias encabezadas por los cárteles del narcotráfico que desafían a las instituciones, y a las cuales también han penetrado.

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