Neoliberalismo

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Ensayo sobre (y contra) los gobiernos neoliberales

El neoliberalismo es un sistema de normas inscritas en prácticas gubernamentales y empresariales para someter a los pueblos a la libre competencia (la guerra de todos contra todos) y llevar a cabo una extensión de la lógica del mercado mucho más allá de las fronteras del propio mercado, especialmente produciendo una subjetividad contable mediante el procedimiento de hacer competir sistemáticamente a los individuos entre sí.

La democracia, reducida y prostituida por el neoliberalismo

Más de la cuarta parte de los ciudadanos del Reino de España son pobres y 700 mil hogares carecen de cualquier ingreso. El hambre llega a España. Los niños desnutridos ya se cuentan por decenas de miles; tan sólo en la desarrollada Barcelona, su ayuntamiento reconoce más de 2 mil 600 niños desnutridos. Es una situación general de derechos sociales vulnerados.

El futuro incierto de Morena

México requiere un cambio de fondo y no unas simples modificaciones cosméticas para que todo siga igual. Pero estas mutaciones sociales no se logran mirando al pasado sino al futuro.

Industria petrolera: ¡México puede!

Desde que el papa Alejandro VI, mejor conocido como Rodrigo de Borja (o Borgia), le “donó” a los españoles nuestras tierras, en 1493, hemos sido sujetos del saqueo de nuestras riquezas. Nuestra tierra ha sido invadida y sus riquezas fueron a parar a manos de potentados extranjeros. Incluso en 1787, cuando se expidieron las Reales Ordenanzas para la Minería, en lo que ellos llamaron la Nueva España, determinaron que los “jugos de la tierra” pertenecían a la corona de España, es decir, al invasor extranjero. Durante el porfirismo esta situación continuó, ya que en 1906 la Cámara de Diputados aprobó una ley en la que se eximía a las compañías petroleras de cualquier pago de impuestos –a excepción del impuesto de timbre– si explotaban terrenos privados.

La marcha de la insensatez

Entre la demagogia que rezume a borbotones el proyecto (contra) reformador de Enrique Peña Nieto se escapan las verdades lacerantes que sus promotores y sus publicistas no logran dulcificar con los placebos de su retórica fatua, con el objeto de que la población las trague plácidamente. En su “conjura contra la nación”, siempre tratan de “engañarla con los mismos eufemismos y argumentos insostenibles”, como diría Manuel Bartlett.

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