Narcotraficante

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Ante la crisis, sigue el triunfalismo gubernamental

Luego de la visita de Carlos Loret de Mola a la casa donde se encontraba el narcotraficante, en Los Mochis (Sinaloa), surgen más preguntas que respuestas. Igual el porqué se dejó que Kate del Castillo y Sean Penn –a quienes se les intenta culpar de los errores gubernamentales que posibilitaron su fuga y aumentaron la megalomanía del sinaloense–, estuvieran en Cosalá; incluso, se dice por el respetado semanario Ríodoce, en una instalación de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Y hasta tenemos imágenes de un civil en la acción donde hubo una balacera de pronóstico reservado y a militares con el rostro descubierto trasladando al mafioso al avión, uno de ellos incluso haciendo que Joaquín posara a los medios. Contradicciones y torpezas al por mayor.

La doble justicia mexicana

Dos de los más recientes procesos judiciales que se ventilan públicamente e involucran a políticos, artistas y narcotraficantes con el supuesto delito de lavado de dinero, confirman la desigualdad en la aplicación de justicia que hay en nuestro país. Por un lado, el gobierno protege a los amigos y miembros del sistema y evita que rindan cuentas y enfrenten a la justicia, como sucede con el exgobernador y expresidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Humberto Moreira. De manera distinta, se acosa judicialmente y se violan derechos a quienes critican al gobierno y antes de un juicio se les exhibe públicamente en una clara afectación al debido proceso, tal como ocurre con la actriz Kate del Castillo.

J Jesús Esquivel: la corrupción, factor común del narcotráfico

El libro del periodista J Jesús Esquivel, La DEA en México, una historia oculta del narcotráfico contada por los agentes, es el trabajo de un reportero que, a través de sus 14 capítulos-entrevistas, va recorriendo, una tras otra, las cortinas detrás de las cuales se ocultan las versiones de quienes realmente son los actores del narcotráfico.

El nuevo espacio del cine latinoamericano

Resurge el cine latinoamericano para contar la pobreza, las revoluciones, los desplazamientos forzados y los conflictos armados. Pero también, para narrar las vicisitudes diarias de quienes viven, se enamoran y mueren. El arte cinematográfico de los países de América Latina, a pesar del bajo presupuesto, logra reflejar identidades nacionales y regionales mediante historias de desazón y esperanza

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