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Por la aprobación del Protocolo Facultativo del PIDESC

Existen numerosos mitos alrededor de la justiciabilidad de los derechos económicos, sociales y culturales (DESC). Uno de ellos ha sido negar que éstos puedan ser motivo de sentencias de los tribunales por no ser jurídicamente vinculantes, debido a su naturaleza ligada a la satisfacción de necesidades básicas de las personas, como son alimentación, salud, vivienda, cultura, trabajo, agua y medio ambiente. Los DESC han sido vistos e interpretados como sugerencias de políticas sociales para que los Estados los consideren progresivamente. Esta visualización equívoca de las obligaciones de los Estados provoca que estas acciones sean tomadas como “actos de buena voluntad” y no como obligaciones. La aclaración es oportuna: todos los derechos humanos contienen, al menos, un elemento cuyo cumplimiento puede ser exigido por la vía judicial.

¿Macroeconomía o derechos humanos?

Decir que en México, como en el mundo, la visión de desarrollo macroeconómico compite directamente con la del desarrollo de los derechos humanos y sociales no es nada nuevo. Sin embargo, la actualidad hace de esta observación un imperante en la reflexión política de los próximos años. Hoy en día es innegable que se le da un claro privilegio a un cierto tipo de políticas sobre otras: se abre la explotación de recursos naturales sin importar el detrimento de la propia naturaleza y se cierra el derecho a las políticas de desarrollo autonómicas; se incrementan las reformas y sobrerreformas en detrimento del criterio ciudadano; se celebra la eficiencia de empresas de “calidad mundial”, como la Comisión Federal de Electricidad, y se ocultan los barrancos económicos a los que se está llevando a grandes sectores de la población. En fin, se procura sacar ventaja económica a toda acción, incluso a la guerra.

La barbarie mexicana

Le Monde, uno de los periódicos más serios e importantes de Europa, dedicó una plana, el jueves 23 de agosto, a México. No para documentar logros económicos, culturales o turísticos, sino para señalar que la espiral de barbarie en nuestro país es increíble. Afirmó: “esta verdadera hecatombe constituye, y por mucho, el conflicto más mortífero de los últimos años en el planeta”.

Norbert Reich: Mercado y derecho de fines democráticos

La ingenuidad ha hecho creer, mas no pensar, que basta el liberalismo económico, en su versión de neoliberalismo como punta de lanza del capitalismo salvaje, para que los mercados de cada país y el mercado mundial a lo bestia, implantado en lo que la activista ambiental Sagrario Herrero llama “el golpe de Estado global” (entrevista de Joseba Elola, en El País, 14 de agosto de 2012), fijen los precios de bienes y servicios, a través de la “mano invisible” de la oferta y la demanda. Según Adam Smith, padre del liberalismo económico clásico y no obstante sus conocimientos jurídicos, aunque plagados de falso derecho natural (Lecciones sobre jurisprudencia, editorial Comares, España), esos mercados podían funcionar, pero es imposible sin una estructura jurídica de derecho positivo y escrito –incuso cuando esos mercados están al servicio del capitalismo moderno, desde Smith (1723-1790) hasta Milton Friedman–.

La pinza Calderón-criminalidad limita libertades de prensa

Ya en otra entrega y con información de la reportera Patricia Muñoz Ríos (La Jornada, 25 de octubre de 2011) remaché el informe La libertad de expresión en México. Misión de las relatorías de la ONU y la CIDH, quienes precisaron que de 2000 a 2010 (la década perdida por los malos gobiernos del Partido Acción Nacional de Fox y Calderón) fueron víctimas de homicidio 66 periodistas y de desaparición, 12; y de 2011 a la fecha (antesala del final del calderonismo con un haber de más de ¡100 mil personas privadas de sus vidas por la guerra militar contra la criminalidad!), 13 periodistas más han sido asesinados.

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