Calderón

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¿Por qué tanta rabia contra López Obrador?

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y sus leyes reglamentarias, en este caso electorales –si todavía están vigentes y no han sido derogadas por Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y el golpista presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) e incluso el Tribunal Federal Electoral, con Televisa y los empresarios tras el botín del peñapriísmo– otorgan derechos y recursos a los protagonistas de competencias electorales para impugnar y cuestionar, antes y después de los resultados de las urnas, lo que les parezcan victorias sin pleno sustento legal.

Sancionan a director fundador del Sae

Muchos mexicanos esperan que este gobierno panista que concluye sea sometido a una escrupulosa revisión del gasto público, y los funcionarios responsables de delitos como peculado, abuso de poder y tráfico de influencias sean sometidos a la aplicación de la justicia, pues se presume que el gobierno de Felipe Calderón se manejó con deshonestidad y permitió una de las mayores corrupciones de las que se tengan memoria, tal vez apenas similar a la padecida en los sexenios de Carlos Salinas de Gortari y de Vicente Fox y Marta Sahagún.

El peligro era (y es) Calderón…

Durante casi 12 años –de Vicente Fox a Felipe Calderón: las dos caras de la misma moneda derechista con la sigla del Partido Acción Nacional (PAN)– se han sucedido todas las desgracias sobre la nación, con los factores comunes de la sangrienta violencia, el empobrecimiento masivo y el desempleo generalizado. Políticamente el foxismo y el calderonismo son la continuidad de dos gobiernos federales fallidos.

El cónclave de Calderón con Peña

Después de concluida la jornada electoral del 1 de julio, el presidente Felipe Calderón arribó a las 13:00 horas del lunes al hotel Presidente Continental, en Polanco, para reunirse en una master suite del piso 40 del lujoso inmueble, con el aspirante priísta Enrique Peña Nieto.

El país que queda

Hay dos versiones de cuál es el México que quedará después del fin del gobierno del presidente Felipe Calderón.

Una, impulsada desde las propias trincheras del gobierno, nos dice que lo que queda es una voluntad indomable de luchar con todas las fuerzas del Estado contra el narcotráfico y la delincuencia organizada. Esa versión también insiste en que los gobiernos anteriores permitieron el narcotráfico o pactaron con él.

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