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De revolucionarios, disidentes y antiautoritarios

Publicado por
Zósimo Camacho

Desde este 23 de noviembre y hasta el próximo 29 de febrero, el Centro Vlady de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) alberga la exposición El padre, el hijo y la Revolución Rusa. Se trata de obra artística e histórica del propio Vlady (el hijo) y de Victor Serge (el padre) en el contexto de un acontecimiento que cimbró al mundo: la Revolución Rusa.

La vida y la obra de ambos personajes –revolucionarios, artistas y disidentes del mundo– está ligada a México, pues en este país estuvieron exiliados y murieron, no sin antes enriquecer la vida cultural de la sociedad en la que se integraron.

La exposición surge de dos efemérides importantes, explica el historiador Claudio Albertani, director del Centro, investigador y académico de la UACM. Una es el centenario de la Revolución Rusa y la otra es el 70 aniversario del fallecimiento de Victor Serge, en la Ciudad de México, el 18 de noviembre de 1947.

“La idea de la exposición es juntar la obra de padre con la obra del hijo bajo el supuesto de que comparten la misma visión del mundo, comparten la pasión por la Revolución y al mismo tiempo comparten la disidencia”, señaló Albertani durante la inauguración de la exposición la noche del pasado viernes 23. Y es que una de las conclusiones de Albertani y de los otros estudiosos de las obras de los personajes es que “la obra de Vlady es la expresión plástica de la obra literaria de su padre [Victor Serge]”.

La exposición se inauguró con una mesa redonda en la que participaron el propio Albertani; el artista, pintor y académico Cecilio Balthazar (amigo personal de Vlady y estudioso de su obra), y la sicóloga e historiadora del arte Araceli Ramírez.

Claudio Albertani disertó sobre la importancia de un personaje como Víctor Lvóvich Kibálchich, conocido con el seudónimo de Víctor Serge. Es “la importancia de un disidente” señaló Albertani, estudioso del anarquismo y el socialismo libertario. “En los momentos actuales de pensamiento único es algo que podemos destacar. Y es también la historia de un desarraigado, de un revolucionario cosmopolita que no tuvo más patria que la humanidad. Y eso se ve plasmado en su propia biografía”.

En efecto, Víctor Serge nació en el exilio, porque nació en Bélgica siendo hijo de revolucionarios rusos; y murió también en el exilio: en la Ciudad de México. Transitó por diferentes tendencias del movimiento obrero. Empezó como socialista en Bruselas, vivió en la pobreza extrema.

“La vida de Víctor Serge es la vida de un proletario. Y la vida de un proletario que se identifica inmediatamente con las causas de la humanidad”. A los 15 años es militante del partido obrero belga, el partido socialista. Pronto él  y sus amigos se alejan del reformismo y la corrupción. Se vuelven anarquistas.

Con la Revolución Rusa, Serge y su familia regresan para incorporarse al movimiento obrero. Serge reconoce el liderazgo de Lenin y apoya a los bolcheviques. A la muerte de Lenin, denuncia el rumbo que tomaba la Revolución con Stalin. Reivindica a Trotsky, por lo que es encarcelado y luego desterrado.

En México vivió de 1941 a 1947, año en que murió. En este país escribió sus obras literarias más importantes, entre ellas Memorias de un revolucionario, “la obra por la cual muchos nos acercamos a Serge”.

La disertación sobre Vlady estuvo a cargo principalmente del pintor Cecilio Balthazar. Señaló que Vlady siempre tuvo una posición crítica hacia la Revolución Rusa, precisamente por el rumbo que tomó y porque no fue lo que pudo haber sido.

El papel revolucionario de Vlady que destacó Balthazar fue el del ámbito artístico. Tuvo la característica de entusiasmarse con el muralismo y de responder a las vanguardias artísticas con las que convivió, en especial con el surrealismo y el expresionismo.

“La revolución social y la revolución del arte van de la mano desde a mitad del Siglo XIX”. El hecho de que se diera el nombre de “vanguardia” a ciertas manifestaciones pictóricas dejaba ver la íntima relación entre la pintura y las vanguardias revolucionarias. Hay un ideal revolucionario en las vanguardias artísticas de ese periodo.

La exposición está dividida en dos partes. Una sala gira entorno a la vida de Víctor Serge. Además de imágenes alrededor de la vida y obra de este personaje, cuenta con obra de Vlady, es decir, de Serge mirado por su hijo, y obra de la artista plástica Ana Zoebisch. Otra sala es la obra de Vlady entorno a la Revolución Rusa.

La curaduría se realizó de manera colectiva, a cargo de Ana Zoebisch, Belén Santos, Claudio Albertani, Silvia Vázquez y Araceli Ramírez.

Zósimo Camacho

 

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