Sheinbaum recordó que detrás del fraude de 2006 estuvo Luis Carlos Ugalde

Sheinbaum recordó que detrás del fraude de 2006 estuvo Luis Carlos Ugalde

El gobierno federal no iniciará una investigación sobre los nexos del expresidente Felipe Calderón con su exsecretario Genaro García Luna
FOTO: FERNANDO CARRANZA GARCIA / CUARTOSCURO.COM

“Ellos tienen derecho de hablar, de participar, de decir sus opiniones. También nosotros somos libres de hablar de su historia”, afirmó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, ante las críticas del expresidente del entonces Instituto Federal Electoral, Luis Carlos Ugalde, a quien acusó de haber participado en el fraude electoral de 2006 para imponer en la Presidencia a Felipe Calderón.

Al ser consultada en su conferencia sobre si la oposición y los expresidentes del INE e IFE tienen autoridad moral para opinar sobre la iniciativa a la reforma electoral –que planteará una reducción del costo de las elecciones y partidos políticos, además de garantizar la transparencia y revisar el modelo de representación–, la primera mandataria recordó la historia de los fraudes electorales, en especial el de 2006.

Durante su conferencia matutina, Sheinbaum Pardo hizo un amplio recuento de lo sucedido en 2006, cuando la oligarquía mexicana y los partidos PRI y PAN estaban obsesionados con impedir que Andrés Manuel López Obrador participará en la elección presidencial. Explicó que, entre las ofensivas de la oposición, López Obrador fue acusado de haber violado un amparo por la construcción de un camino que permitía el acceso a un hospital en Santa Fe, acusación que posteriormente se demostró que era infundada.

Sin embargo, recordó que, a pesar de las pruebas, el entonces presidente Vicente Fox, en alianza con Diego Fernández, Carlos Salinas y miembros de la oligarquía, no querían que López Obrador ganara la Presidencia, por lo que promovieron una denuncia para juzgarlo y quitarle el fuero como jefe de gobierno del Distrito Federal.

La presidenta destacó que el desempeño de López Obrador como jefe de Gobierno había sido sobresaliente, pues no sólo mejoró las condiciones de vida de los capitalinos, sino que su aprobación alcanzó niveles nacionales e internacionales, lo que le aseguraba un amplio apoyo popular para la elección presidencial.

Durante el juicio, López Obrador dijo: “ustedes me van a juzgar, pero no olviden que todavía falta que a ustedes y a mí nos juzgue la historia”. En ese sentido, la presidenta Sheinbaum resaltó que la historia ya los juzgó. En las votaciones para desaforarlo, dijo, prácticamente todos los diputados del PAN y el PRI votaron a favor de quitarle el fuero para proceder con el juicio.

López Obrador afirmó entonces: “yo no me voy a amparar. Si quieren venir por mí, vengan por mí”. Ante ello, el PAN pagó la fianza, ya que el delito no era grave, para evitar que fuera detenido.

Este acto, relató la primera mandataria en su conferencia matutina, desató una movilización masiva. Durante el juicio de desafuero se realizó una de las protestas más grandes, con alrededor de 2 millón de personas que sabían “que era una gran injusticia, un asunto político de fondo que no querían que él participara en la elección del 2006”. Como resultado de estas movilizaciones populares, el entonces presidente Fox decidió retirar los cargos para no continuar con el juicio.

A finales de 2005, López Obrador inició su campaña presidencial recorriendo todo el país. “Las encuestas lo ponían 15 puntos arriba” de los demás candidatos, afirmó la presidenta Sheinbaum, debido a que la población quería un cambio después de que Fox no cumpliera sus promesas de campaña.

Al notar la alta aprobación de López Obrador, el PRIAN inició una campaña de desprestigio, apoyada por las televisoras nacionales, que presentaban al candidato como “un peligro para México”, en la que aseguraban que endeudaría al país y lo llevaría a la quiebra. A pesar de la campaña, “las encuestas le daban a López Obrador el triunfo”, aseguró Sheinbaum.

El día de la elección, los resultados del Programa de Resultados Preliminares (PREP) del IFE mostraban que López Obrador iba arriba en las preferencias, pero tras un supuesto “error técnico” en la captura de datos, el candidato del PAN, Felipe Calderón, lo rebasó.

Nos dimos cuenta que había habido un fraude electoral, no [solo] quienes estábamos cerca de López Obrador, sino el pueblo entero”, porque no se contabilizaron todos los votos y había incongruencias, como que el número de votos emitidos no coincidía con el número de boletas.

Como consecuencia, se inició una resistencia civil que derivó en el plantón de Reforma, en el que la gente exigía “voto por voto, casilla por casilla”, es decir, el recuento total de votos. Ante esto, el Tribunal Electoral decidió abrir solamente el 8 por ciento de las casillas para realizar un nuevo conteo, lo que redujo la diferencia entre los candidatos, dejando a López Obrador a menos de la ventaja de Calderón.

“Era evidente que, si se hubieran abierto todas las casillas, el triunfo era de López Obrador. […] Me tocó estar en esa investigación trabajando y nosotros estimamos que prácticamente le robaron a López Obrador alrededor de dos millones de votos”, señaló. Quien impidió que se abrieran todas las casillas y defendió el triunfo de Felipe Calderón, fue Luis Carlos Ugalde, titular del IFE en ese momento, quien ahora   dice que México es autoritario cuestionó la presidenta.

Ellos tienen derecho a criticar u oponerse porque es un país libre. Pero hay que recordar la historia, cómo fue”, enfatizó. La primera mandataria también recordó que el extitular del INE, Lorenzo Córdova quien estuvo cerca de 13 años en su puesto, defendió una posición política durante ese tiempo en la que se gastaron muchos recursos. Además, fue señalado por insultar, burlarse y hablar de manera despectiva, racista, clasista de pueblos indígenas.

¿Cómo es posible que el presidente de una institución que supuestamente defiende la democracia presente un amparo para que lo que dijo no salga en los libros de texto?, cuestionó Sheinbaum. Subrayó que este recuento histórico es fundamental para que las generaciones jóvenes –quienes ahora participan en la vida pública y política del país– conozcan y estén informadas sobre los hechos que los preceden y forman parte de la historia de México.

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