Salud llama a disminuir consumo de refrescos, origen de enfermedades renales

Salud llama a disminuir consumo de refrescos, origen de enfermedades renales

Con el incremento del IEPS a refrescos, el gobierno estima que el consumo bajará 7 por ciento en primeros dos años
FOTO: VICTORIA VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM

El consumo frecuente de refrescos o bebidas azucaradas es origen de enfermedades crónicas renales que requieren atención médica con hemodiálisis. Por ello, la Secretaría de Salud llama a la población mexicana a disminuir su consumo, no sustituir las aguas frescas y no promover que los menores de edad beban estos productos altamente nocivos y adictivos.

Al respecto, el secretario federal de Salud, David Kershenobich Stalnikowitz, indicó que, disminuir el consumo de bebidas azucaradas o refrescos impactaría positivamente en el sistema de salud. Al participar en la conferencia presidencial, el médico resaltó que deben enfocarse en niñas, niños y adolescentes, quienes tienen una mayor probabilidad de ingerir estas bebidas por el entorno en que viven.

Por ello, señaló que existe un “contagio” de carácter social, y que las y los menores de dos años “tienen casi dos veces más probabilidades de consumir bebidas azucaradas si los adultos de su hogar lo hacen regularmente; y cuando los adultos del hogar consumen bebidas azucaradas, los adolescentes dentro de ese hogar tienen cerca de nueve veces más posibilidades de consumirlas”.

Kershenobich lamentó las prácticas diarias que giran en torno al consumo de refrescos, desde fiestas familiares hasta la compra en grandes porciones, situación que “ha desplazado las bebidas tradicionales, como son las aguas frescas”. Y alertó del papel de la mercadotecnia asociada a estos productos, que generan la sensación de mayor estatus social por beberlos.

Además, el doctor explicó que “el consumo de bebidas azucaradas impacta en el estado de ánimo”, por activar químicos en el cerebro como lo hace las drogas. De hecho, quienes “consumen más de cuatro bebidas azucaradas por día, tienen 30 o 40 por ciento más riesgo de ansiedad y depresión”. Ello, debido a que “hay picos y caídas de glucosa que provocan, primero, subida rápida de azúcar, energía y ánimo momentáneo; sin embargo, después viene una caída posterior, fatiga, irritabilidad y antojo de otro tipo de alimentos”.

Sobre los impactos al cerebro, narró que las tomografías por emisión de positrones (PET) –imagen para visualizar la actividad metabólica de diferentes órganos o tejidos en el cuerpo– han mostrado que el azúcar en el cerebro “tiene un efecto similar al de drogas como el cigarro o el alcohol, que incitan al consumo repetido, y esto aumenta la tolerancia al cerebro y hace que cada vez se requiera mayor cantidad para estimularse. Y este proceso refuerza de manera artificial la sensación de una satisfacción emocional”.

Por ello, ya desde el pasado 19 de agosto, el secretario de Salud había alertado de la constante problemática en el país. En esa conferencia presidencial, Kershenobich mencionó que las personas mexicanas consumen, en promedio, 166 litros de refrescos al año. Una unidad de 600 mililitros contiene 15 cucharaditas de azúcar, añadió. Además, relacionó gran parte de las muertes por enfermedades cardiovasculares o diabetes, al consumo de estas bebidas.

De acuerdo con las Estadísticas de Defunciones Registradas, publicadas por Inegi el pasado 8 de agosto, en 2024 se contabilizaron –de manera preliminar– 796 mil 321 defunciones, de las cuales 192 mil 563 fueron por problemas cardiovasculares y 112 mil 641 por diabetes mellitus; ambas mostraron un pequeño aumento en comparación con 2023.

Al hablar de infantes y adolescentes, señaló que siete de cada 10 personas en estos grupos de edad “consumen diariamente a menudo un refresco, e incluso con el desayuno. Y eso hace que cuatro de cada 10 niños y adolescentes mexicanos presenten sobrepeso y obesidad”.

Aunque también son un factor determinante en el desarrollo de cáncer de mama en mujeres. Así lo demostró un artículo de la revista Salud Pública de México, y confirmó una de sus autoras a Contralínea: “el consumo de una o más porciones al día de refrescos –240 mililitros, que viene siendo un vasito– incrementó casi al doble el riesgo de desarrollar cáncer de mama en mujeres premenopáusicas. Estos resultados sugieren que el consumo de refrescos podría ser un factor de riesgo particularmente en mujeres más jóvenes para desarrollar cáncer de mama”, dijo la doctora en ciencias de la salud, Adriana Garduño Alanís.

Sobre las enfermedades, advirtió que “se atribuye en México al consumo de bebidas azucaradas uno de cada tres nuevos casos de diabetes mellitus, uno de cada tres tiene un consumo excesivo de este tipo de bebidas. Y en enfermedades cardiovasculares, uno de cada siete nuevos casos consume en exceso este tipo de bebidas”.

No obstante, la muerte no es el único foco, también lo es el estilo de vida. Las personas “pueden vivir hasta 10 años con discapacidad por sus complicaciones que presentan; y pierden hasta 10 años de vida por el consumo excesivo de este tipo de bebidas. No es el único factor, pero es probablemente el más importante desde el punto de vista preventivo”, aseveró.

Y criticó los refrescos light, que pueden “incrementar el riesgo de infarto o de hemorragia cerebral; eso se ve en estudios de seguimiento a largo plazo”, y cambian el contenido intestinal de bacterias: “se desarrollan bacterias intestinales dañinas que producen alteraciones que son muy importantes en el desarrollo de estas complicaciones”.

Las iniciativas para cambiar estos hábitos de consumo comenzaron desde el programa “vive feliz, vive saludable”, que prohíbe los productos chatarra en los centros escolares, “pero necesitamos que esto se extienda a lo largo de toda la población para tratar de bajar la frecuencia de este tipo de enfermedades”.

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