Las inundaciones repentinas, como la que ocurrió en el condado de Kerr, Texas, el 4 de julio, están aumentando en frecuencia e intensidad en muchas regiones, advirtió la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Ello se debe a la actividad humana, señaló. Principalmente, por la rapidez con la que se expande la urbanización, los cambios de uso de suelo y, en términos generales, el cambio climático.
En un comunicado, la agencia destacó que al haber una atmósfera más caliente se retiene más humedad, “lo que hace más frecuentes los episodios de precipitaciones extremas”. En el caso particular de Texas, detalló que fue consecuencia de la humedad tropical generada por las tormentas “que azotaron a México” en los días y semanas anteriores al hecho.
“Esto produjo entre 25 y 46 centímetros de lluvia en pocas horas, desbordando rápidamente la cuenca del río Guadalupe en el condado de Kerr”. Hacia las 4 de la madrugada de ese viernes, las aguas habían crecido casi 8 metros en 45 minutos.
Hasta ahora, el fenómeno ha dejado un saldo de más de 100 personas fallecidas y decenas desaparecidas, muchas de ellas menores que se encontraban en un campamento vacacional a unos metros del río. Ello, a pesar de que el “Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos emitió una advertencia de inundaciones repentinas para el condado de Kerr con más de doce horas de anticipación”, que pasó a “alerta de inundación repentina con unas tres horas de antelación”, destacó el comunicado de la OMM.
Uno de los principales problemas, añadió, derivó en que “las últimas alertas llegaron cuando la gente estaba durmiendo y no había sirenas locales en los campamentos”; razón por la cual ha advertido sobre la “insuficiencia de sistemas de alerta temprana”.
De acuerdo con la agencia de Naciones Unidas, “las inundaciones repentinas son uno de los peligros naturales más letales del mundo, con más de 5 mil muertes al año”, e impactos económicos de más de 50 mil millones de dólares anuales.
Este tipo de inundaciones representa, a su vez, “alrededor del 85 por ciento de los casos de inundación y también tienen la tasa de mortalidad más alta entre las diferentes categorías de inundaciones, incluidas las inundaciones fluviales y costeras”.
La OMM explicó que a este fenómeno se le define como: “una inundación súbita de gran intensidad en la que el tiempo transcurrido entre el evento” que lo desencadena, normalmente lluvias intensas, “y el inicio de la inundación es de unas pocas horas”; y se caracterizan por “una rápida subida del nivel del agua, una elevada descarga máxima [del líquido] y, a menudo, efectos devastadores en infraestructura y comunidades”.
El Banco Mundial estimó, en una publicación, que alrededor de 1 mil 810 personas –equivalentes al 23 por ciento de la población– “están directamente expuestas a inundaciones con una frecuencia de 100 años, de las cuales el 89 por ciento vive en países de ingresos bajos y medios.
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