Los supuestos medios independientes en Cuba toman una retórica antigubernamental de lo que sea, situación que “debilita mucho la esfera pública independiente dentro de sus posibilidades democratizantes, y la hace incurrir en una propaganda militante contra el Estado cubano”, explica Raúl Escalona Abella, licenciado en periodismo por la Universidad de la Habana.
Ello ha provocado un problema en los límites de la comunidad política en la isla, afirma, y se pregunta si es posible que estos supuestos medios alternativos puedan hablar de pluralidad y libertad de expresión cuando “lo que tienen es un discurso reactivo contra el Estado, destructivo contra el gobierno, incluso de sobre-estimamiento de algunas críticas, y no hay ni siquiera una objetividad periodística en muchas ocasiones”.
El también maestrante en derechos humanos por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y ciudadano cubano, observa en entrevista para Contralínea que “no se puede subordinar la pluralidad posible dentro del gobierno cubano a la participación de los medios que quieren destruir el orden político existente”; eso le da al Estado los argumentos suficientes para decir ‘no, yo no te puedo permitir participar si tu participación implica poner en peligro el orden totalmente establecido”. Y ahí hay un punto de crisis irreconciliable, agrega.
Aunque, en el otro extremo, Raúl Escalona dice que los medios del Estado no han logrado satisfacer las necesidades de información que demanda la ciudadanía ni mostrar un margen de crítica; por tanto, advierte que “el sistema de medios no logra reproducir la confianza pública”.
En el ciclo de conferencias sobre Cuba, llevado a cabo en el Colegio de México el 5 de marzo, Elizabeth Bello Expósito, también cubana, así como doctorante en comunicación por la Universidad Iberoamericana, señaló que algunos temas de importancia social no son abordados por estos medios estatales, “considerados órganos del Partido Comunista de Cuba”; no obstante, ciertos periodistas sí entran a investigar y especializarse.
El debate se da principalmente en la esfera política, puntualiza Raúl Escalona. Al ser consultado sobre el bloqueo económico que sufre Cuba, el maestrante menciona la división de ideas: “hay una parte de la retórica estatal que sobredimensiona el impacto del bloqueo para quitarse responsabilidad a algunas medidas gubernamentales; pero también una parte de la retórica independiente que minimiza la responsabilidad del bloqueo y sobre dimensiona la responsabilidad del gobierno”.
Por una parte, “el Estado cubano sí tiene que avanzar hacia un proceso amplio de democratización dentro de sus propios medios, dentro de su propio ordenamiento político”, continúa; pero no cree que se dé en los actuales medios supuestamente alternativos.
“A lo mejor son independientes del Estado cubano, pero son dependientes de otros Estados”, y han actuado con una actitud, a priori, “de negatividad, de desconocer la existencia de complejidad del Estado y una crítica bastante posicionada políticamente que hace que ninguno de los dos verdaderamente logre agotar ese sobrepeso”.
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