Estados Unidos podría estar entrando en una crisis de sus instituciones de inteligencia: altos exfuncionarios de la CIA y el FBI y exagentes y espías que fueron desplegados en el mundo enfrentan cargos por sus abusos y graves violaciones a derechos humanos, que dejan al descubierto que las acciones de ese país son no sólo ilegítimas, sino también ilegales
Mientras en México estamos en un proceso de reconfiguración del marco jurídico del combate a la inseguridad y combate al crimen trasnacional para avanzar más rápido, para lograr una mayor eficacia, con avances importantes dados los reportes de la autoridad, en Estados Unidos tal vez estén al inicio de una crisis de las instituciones de inteligencia. Y es importante anotarlo y meditar al respecto, porque nos orientamos a un trabajo conjunto de inteligencia, el cual tiene medio siglo con altibajos, pero es importante captar el momento y sus consecuencias.
Ahora hay una noticia que está causando revuelo internacional en los organismos de inteligencia de Estado: la Oficina Federal de Investigaciones inició un proceso de captura contra el exdirector del mismo FBI, James Corney, y contra el exdirector de la CIA, John Brennan, orientada a la posibilidad de que ambos hayan hecho falsas aseveraciones ante el Congreso, informó la cadena estadunidense CNN.
Igualmente, Fox News dijo que ambos funcionarios desempeñaron sus cargos en la administración del presidente Barack Obama, y que los exfuncionarios de las dos principales agencias de seguridad e inteligencia participaron en una “conspiración”, sin agregar nada más.
El presidente Donald Trump declaró no estar enterado sobre los informes relacionados con la investigación –que parecía cerrada–, y que se refieren a los vínculos Trump-Rusia, pero externó su criterio de que se trata de personas “muy deshonestas, unos corruptos y tendrán que pagar un precio por ello”. El tema en investigación data de diciembre de 2016 sobre las acusaciones hechas por Rusia hacia Brennan de presionar para incluir información de un expediente financiado por los demócratas sobre una evaluación de la comunidad de inteligencia, lo cual Brennan negó ante el Congreso, de allí deriva su imputación judicial (La Jornada, 9 de julio de 2025).
El caso apenas empieza, y parece muy poco para ir contra tan altos funcionarios de inteligencia –recordemos el caso Reagan-Oliver North–, pero “mentir al Congreso” si es un acto punible. Los funcionarios de seguridad e inteligencia son citados por los legisladores a rendir informes sobre eventos específicos. Este caso, como otros, tiene los tintes necesarios para ser entendido, por lo menos parcialmente, desde el ángulo de la lucha política de hoy, incluso por los roces surgidos entre el presidente Trump y la comunidad de inteligencia de su país, que actúa con cierta autonomía, pero los directores actuales los nombró él, y hay infinidad de casos en donde los agentes y oficiales han cometido las más grandes barbaridades que podamos imaginarnos, algunas de las cuales presentamos en este ensayo ulteriormente. Parece muy poco, pero sí hay caso.

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) es un muy poderoso mega instrumento institucionalizado de la política exterior de EU, sin el cual no podrían explicarse ni la promoción ni el éxito de la promoción global de los mitos fundantes de las construcciones ideológicas de los gobiernos estadunidenses: la libertad, el republicanismo, la democracia americana, la excepcionalidad del pueblo y gobierno estadunidense, su rol especial en el mundo, los valores morales vinculados a la religión depositados en los gobernantes, los derechos humanos y el pacto con la divinidad de los Padres Fundadores de la nación americana.
La CIA ha sido desde el término de la Segunda Guerra Mundial, un mecanismo ideológico-operativo y conspirativo orgánicamente articulado a la Casa Blanca y al Departamento de Estado y a las agencias de ayuda al desarrollo (USAID, principalmente); por tanto, a las cancillerías en todo el mundo, y coordinadamente, con los generales del Pentágono y las bases militares estadunidenses en el mundo, un aparato de inteligencia, contrainteligencia y operaciones especiales altamente eficaz para el logro de los objetivos de dominio y supremacía estadunidense. Por ello, sin duda alguna, ha sido una fuerza política de carácter mundial de intervención, pacífica y violenta, engañosa y simuladora, dadivosa, pero también criminal.
Se ha dicho que la CIA fue construida con dos tipos de hombres prototipo de EU: los de “la Liga de la Hiedra y los descendientes del arado”. En Estados Unidos se llamó La Liga de la Hiedra a un grupo de ocho universidades privadas de élite (Harvard, Columbia, Yale, Princeton, y otras), con mucho prestigio e historia, ubicadas en el noreste asociadas a la excelencia académica, lo cual representaba Allen Dulles, director de la CIA. Y los hombres del esfuerzo provenientes de la provincia estadunidense que emigran a las ciudades y logran ascensos sociales muy importantes, que representaba Winston Scott, jefe de la estación de la CIA en México (promovido por J Edgar Hoover, exdirector del FBI, aparentemente, un caso de meritocracia), quien conformó exitosamente en nuestro país “la operación conocida como LITEMPO, una red de agentes pagados y colaboradores dentro y en torno a la oficina presidencial. […] El programa se originó como una relación productiva y efectiva entre la CIA y selectos funcionarios de México” a la cabeza de los cuales estuvieron los presidentes Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, lo cual “germinó en un entendimiento político por excelencia”. Estuvo también el Pollo, como le decían los más cercanos al capitán Fernando Gutiérrez Barrios, que muchos serviles mexicanos llamaban “el primer policía de México” (Morley, 2008, pp. 129-135).
La CIA surgió del cambio operado en su organismo antecesor, Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), creada a su vez bajo la influencia doctrinaria del servicio de inteligencia del gobierno británico, llamado Servicio Secreto de Inteligencia, a instancias de un militar “héroe” en la Primera Guerra Mundial de nombre William Donovan, muy cercano al presidente Roosevelt, en la perspectiva del “peligro nazi”. Efectivamente, los ejércitos nazis entraron en septiembre de 1939 en Polonia, en mayo de 1940 estaban ya en Francia, y en octubre del mismo año, las batallas aéreas con Gran Bretaña tenían proporciones a escala. Formalmente la CIA se creó en septiembre de 1947 en el gobierno de Harry Truman, al inicio de la Guerra Fría como su producto natural. Fue un instrumento estratégico en toda la guerra fría y aún después, hasta nuestros días, a pesar de lo cual, ha tenido grandes fracasos y fallos fenomenales, a pesar de todo.
En el largo trayecto de la guerra entre los servicios de inteligencia de EU y el KGB al frente de las alianzas respectivas, se sucedieron múltiples casos de “agentes dobles” y hasta “agentes triples”, desertores, agentes asesinados de uno y otro bando, mucho dinero corrió en forma de pagos por traiciones efectuadas a su respectivo servicio de inteligencia, y toda clase de tropelías sin ley, incluso las más abominables de “los patriotas” de uno y otro bloque confrontado.
Pero algo impactante ha sido el caso de agentes de la CIA descubiertos en operaciones criminales o condenados en su propio país a lo cual nos abocaremos en este ensayo. Evidentemente, el primer problema para un análisis de este tipo son las fuentes de información abiertas que requerimos usar y casi todos los casos que podríamos presentar son material clasificado por la propia agencia, por tanto, buscaremos casos emblemáticos.
Jerry Chun Shing Lee, agente de la CIA en operaciones internacionales, fue imputado por el FBI ante una Corte Federal de Virginia, bajo la acusación de posesión ilegal de información clasificada relacionada con la defensa nacional de EU, por lo que fue arrestado en el aeropuerto JF Kennedy procedente de Hong Kong (2013); después de ello, el caso fue prácticamente silenciado.
Según la acusación presentada en los tribunales, durante su trabajo en la CIA Lee se desempeñó en varios lugares y cargos en el extranjero que requerían que tuviera una autorización para acceder a información clasificada de máximo nivel: “aquellos que lo conocían dijeron que se fue de la agencia disgustado después de que su carrera se estancó”. Un agente con ese nivel de insatisfacción y con información relevante llama mucho la atención en un servicio de inteligencia, porque no se sabe nunca que quiera o pueda hacer con la información poseída y es necesario vigilar sus pasos, sus comunicaciones, sus relaciones un cierto tiempo. Es una regla, si no hay posesión de información trascendente puede no aplicar dicha regla. Son siempre objetivos de reclutamiento para servicios o agentes enemigos, incluso, de organizaciones criminales, por ello, concentran atención de directivos. No es fácil comprenderlo, pero se llega a entender la regla.
Se instaló como exagente de la CIA en Hong Kong por un tiempo y regresó a EU en donde fue detenido, y revisando el FBI su equipaje se informó “que encontraron dos cuadernos con información sensible, como datos de reuniones con informantes con sus nombres reales, con números de teléfono y lugar de sedes encubiertas, y en otro cuaderno, nombres de agentes encubiertos de la CIA. Era demasiado (BBC News, 17 de enero de 2008).
Jerry Chun Shing Lee, exmilitar en el ejército de EU comenzó a trabajar para la CIA en 1994, se había ciudadanizado estadunidense. La acusación señala que pese a que Lee vivió en Virginia durante unos 10 meses (entre agosto de 2012 y junio de 2013), y que durante ese lapso se reunió en numerosas ocasiones con excolegas de la CIA, e incluso fue entrevistado por agentes del FBI, nunca reveló que estaba en posesión de esos cuadernos ni los entregó a las autoridades correspondientes como debía hacerlo según los acuerdos de confidencialidad que firmó.
No obstante, este asunto estuvo directamente vinculado con uno de los fracasos más grandes de la agencia de inteligencia ocurrido en China entre 2010-2012, en donde una veintena de agentes de inteligencia fueron apresados y desaparecidos. Según las investigaciones, Shing Lee es una pieza central es este fallo escandaloso del trabajo de inteligencia en dicho país que costó 20 agentes perdidos.
Pero desde 2010, los directivos y mandos de Chun Shing Lee notaron que la información sobre el gobierno de China no fluía y un año más tarde sus informantes comenzaron a desaparecer o a saberse que habían sido encarcelados por encontrarlos comprometidos en el trabajo secreto de información sensible, y se examinaron tres hipótesis posible de ello como explicación: había un infiltrado del gobierno chino en el grupo de la CIA; o habría sucedido un hackeo en los equipos de comunicación de los agentes en territorio, o ambos eventos. De hallarlo culpable, podría enfrentar una codena de hasta 10 años.
En el año de 2019 hacia el mes de noviembre se conoció la sentencia dictada a 19 años en prisión, por “divulgar información clasificada de defensa nacional, así como, conspirar y espiar en favor de un gobierno extranjero” (de China). Se tomaron como evidencias “la retención de material de defensa nacional y las interacciones con funcionarios extranjeros, constituyen claros vínculos con una conspiración”. Además, se afirmó que el acusado recibió por ello más de 840 mil dólares de oficiales de inteligencia extranjeros. En suma, dijo el fiscal federal del distrito este de Virginia, G Zachary: “Lee vendió a su país” (Booker, Brakkton, NPR, 22 de noviembre de 2019). Esta sentencia obedeció a que ese año, en mayo, Shing Lee se declaró culpable. Hubo arreglo para evitar una cadena perpetua.

No se entiende que si era colaborador del gobierno chino, en una materia de muy alta sensibilidad, haya regresado a EU con datos tan secretos en su equipaje que son justamente los que pueden haber sido proporcionados al “gobierno extranjero”, y que siendo un exoficial de inteligencia con casi 15 años de experiencia, haya cometido semejante barbaridad. Algo o mucho no cuadra. En México mucho tiempo se ha usado “sembrar evidencias”.
Recientemente Joshua Schulte, ingeniero y operador informático de la CIA fue acusado de entregar resmas de datos (grandes cantidades de información) clasificados a WikiLeaks en 2016, arrestado, imputado y declarado culpable en 2022 de recopilar y transmitir ilegalmente información de defensa nacional y de obstruir una investigación criminal y un procedimiento de jurado investigador, entre otros cargos. También fue declarado culpable en 2023 de recibir, poseer y transportar pornografía infantil, según la Fiscalía. Tuvo una breve historia como colaborador creativo: creó herramientas cibernéticas que podían obtener datos de computadoras sin ser detectados. Schulte se defendió en el juicio. Un juicio anterior en su contra terminó con un jurado en desacuerdo en 2020.
Ahora fue distinto, el jurado concluyó para imponer sentencia: “Joshua Schulte traicionó a su país al cometer algunos de los crímenes de espionaje más descarados y atroces en la historia de Estados Unidos”, dijo el fiscal estadunidense Damian Williams en un comunicado. “Causó un daño incalculable a nuestra seguridad nacional en su búsqueda de venganza contra la CIA por su respuesta a las brechas de seguridad de Schulte mientras estaba empleado allí. Cuando el FBI lo atrapó, Schulte se redobló y trató de causar aún más daño a esta nación librando lo que él describió como una ‘guerra de información’ de publicar información de alto secreto desde detrás de las rejas. Y durante todo ese tiempo, Schulte recopiló miles y miles de videos e imágenes de niños sometidos a abusos repugnantes para su gratificación personal”. La condena fue de 40 años (Rob Frehshe y Mark Morales, CNN EUA, 2 de febrero de 2023).
Obsérvese como los cargos son muy similares: vender a la patria, comprometer la defensa nacional, traicionar al organismo de trabajo, y rematan con acusaciones de pornografía que le produjeron un ingreso ilícito. Se trata también de destruirlos socialmente. Pueden ser ciertos los cargos, pero también parecen un patrón para imputar y sentenciar y aniquilar por el tipo de crímenes involucrados.
Y afirmamos que desde cierta perspectiva parece un nivel de gravedad baja de los cargos para los exdirectores del FBI y la CIA, porque, comparativamente, un oficial retirado de la CIA, cuyo nombre es Bill Oxley, confesó haber cometido 17 asesinatos encargados por el gobierno estadunidense entre marzo de 1974 y agosto de 1985, incluido entre ellos el de Bob Marley. Él trabajó para la CIA durante 29 años con autorizaciones de seguridad de alto nivel, y afirmó que a menudo fue utilizado por la agencia para asesinar a personas que podrían representar una amenaza para los objetivos de Estados Unidos.
Adicionalmente, en diferentes webs donde dice ser parte de una célula operativa de tres miembros que llevó a cabo asesinatos políticos en todo el país y, ocasionalmente, en países extranjeros, mencionó haber sido entrenado con “armas de fuego y también fue adiestrado con otros métodos no convencionales para infligir daño, como explosivos, venenos, ataques cardíacos inducidos, sustancias cancerígenas” (Noticia al Minuto, 3 de diciembre de 2017).
Ojo, “sustancias cancerígenas”. Cuando Hugo Chávez lo mencionó ante la ola de padecimientos de cáncer de varios líderes latinoamericanos opuestos a EU, Fidel Castro, Cristina Fernández, el propio Hugo Chávez, Lula Da Silva, Fernando Lugo, la prensa servil a Estados Unidos y las oligarquías, no lo bajaron de loco maniático. El ataque se puede realizar mediante aguja hipodérmica que contenga tales células que se van reproduciendo. Hay otras sustancias llamadas “aceleradores”. Puede hacerse también mediante radiaciones. En otra ocasión desarrollaré esta información.
Y William Oxley no hizo tales confesiones de asesinatos múltiples ante un tribunal judicial, sino al ingresar enfermo a un hospital, quizá pensó que podía morir y quiso confesarlo. O fue solamente un desplante de poder.
Breve paréntesis: Bob Marley, músico, compositor, cantante de origen jamaicano muere el 11 de mayo de 1985, el rey del reggae, fundó y desarrolló el movimiento rastafari, fue un artista masivo, llegó a vender 25 millones de copias de uno de sus álbumes, pero lo más interesante: murió de cáncer después de ocho meses de luchar contra él, murió en el hospital Cedars of Lebanon Hospital (Espinel, Ricardo, Hoy es la Escena, mayo de 2016).
La mayoría de sus víctimas fueron activistas políticos, periodistas y líderes sindicales, pero también confiesa haber asesinado a “algunos científicos, investigadores médicos, artistas y músicos cuyas ideas e influencia representaban una amenaza para los intereses de Estados Unidos”. Por esa razón, afirma que “no tuvo problemas para llevar a cabo el asesinato de Bob Marley, porque era un patriota, creía en la CIA y no cuestionaba los motivos de la agencia”. Además, dijo que “siempre había entendido que a veces los sacrificios deben hacerse para un bien mayor” (ídem).
La CIA tiene un “Departamento de Asesinatos” en donde se ponen en práctica los más variados métodos para el efecto, pero alguno de ellos sólo puede ser autorizado por el presidente de la república. Así que William (o Bill) Oxley, exagente de la CIA, actuó con anuencia presidencial. No hay duda. Y no extraña ni sorprende que se asesine por motivos políticos de seguridad o defensa nacional en EU, sino que en el lugar y con el personaje menos imaginado, en situación de desgracia aparentemente fortuita, está presente el brazo de la CIA en cualquier parte del mundo. Impresionante. Bob Marley, ¿quién habría de imaginarlo?
Otro caso relevante es el de Kevin Patrick Mallory oficial de inteligencia de la CIA, fue destacado como agente encubierto en China para recoger información de inteligencia sobre el gobierno chino, era miembro del DIA, hablaba perfectamente bien chino mandarín, por ello fue enviado. En 2017 viajó a Shángai luego de dejar el cargo, para entregar información clasificada a otro oficial de inteligencia chino, a Michel Yang, usó un dispositivo alternativo o clandestino para comunicarse y ya cuando estaba bajo investigación, mintió a los investigadores estadunidenses negando los cargos, fue convicto en 2018 por conspiración, recibiendo una condena de 20 años de prisión y 5 de libertad supervisada. Está cumpliendo su condenada en una prisión federal.

Otro caso de resonancia fue el de Alexander Ching Do –doble agente, coreano-chino– que ingresó a la CIA en 1982 y trabajó como encubierto en el FBI en funciones de traducción, fue agente de inteligencia encubierto en China, en donde empezó a tener contactos con el servicio de inteligencia del Estado SCCB (2001), tuvo reuniones y facilitó información de inteligencia clasificada, se declaró culpable y recibió una condena en septiembre de 2024 de 10 años más 5 de libertad supervisada, está hoy en una prisión federal.
Dale Britt Bendler alto oficial de la CIA residente en Miami fue acusado de retener información clasificada y venderla como agente extranjero, fue impactante el caso porque dicho oficial de inteligencia tenía 37 años de servicio, y se declaró culpable de haber actuado como agente extranjero y entregar material clasificado “a agentes no autorizados”. Entre 2017-2020 declaró que participó en operaciones no autorizadas, clandestinas y recibió cientos de miles de dólares, por ello llegó a un acuerdo de culpabilidad con el fiscal de su caso, y podría enfrentar hasta 17 años de cárcel. Ha quedado en incógnita a quiénes concretamente entregó la información de defensa nacional de EU. En la investigación judicial se denominó al receptor ignoto de esa información “Extranjero Principal 1”.
Destapó una amplia brecha en temas de la seguridad nacional en la CIA y en EU porque el caso también expuso fallos críticos en los controles internos de la CIA, al tiempo que el imputado reveló cómo operaba bajo una fachada empresarial en el corazón de la diáspora cubanoamericana. Jesús Romero, exoficial de Inteligencia de la Marina de Estados Unidos, afirmó que el caso provocó una profunda “consternación” entre quienes han trabajado en la seguridad nacional.
Tras su retiro formal en 2014, Dale Britt Brendler fue recontratado como consultor a tiempo completo, lo que le permitía mantener su autorización de seguridad TS/SCI y el acceso a información clasificada hasta el nivel SECRET//NOFORN, que prohíbe estrictamente su difusión a entidades extranjeras. Esta información incluía datos sobre operaciones encubiertas, fuentes humanas, capacidades militares de otras naciones y evaluaciones geopolíticas estratégicas (Castropé, Daniel, Diario las Américas, Florida, 4 de mayo de 2025).
Esta información es muy importante porque posee semejanzas en algunos puntos finos con el caso de Genaro García Luna: como el gobierno de EPN no lo quiso en el gabinete, pero tenía demasiada información privilegiada, para neutralizarlo, le estuvo otorgando contratos multimillonarios que le permitían seguir accediendo a información sensible en la inteligencia y la seguridad de México, actuaba como un “consultor con estatus privilegiado” en dicho gobierno. En otro momento desarrollaremos este tema crucial en México.
En un documento dado a conocer posteriormente sobre el mismo caso, por el medio The High Side, a través de sus periodistas investigadores, Jack Murphy y Sean D. Naylor, quel el receptor de la información vendida pudo ser José Filomeno Dos Santos, hijo del expresidente de Angola, José Eduardo Dos Santos, y que eran contactos que pudo tener por tantos años en el servicio de inteligencia, así como, que Brendler lo sugirió a decir en una Declaración Jurada que el receptor “no residía en EUA” y “que dirigía un fondo de recursos extranjeros”. Y se recordó que Brendler fue miembro del Comité de Asuntos Especiales de la CIA y que trabajó con los grupos armados de la UNITA, agregamos nosotros, una fuerza armada que luchó contra la fuerza triunfante el MPLA apoyada por la URSS y Cuba (fines de la década de 1980).
El fondo financiero aludido era el Fondo Soberano de Angola creado en 2012, muchos años después de la guerra civil, para negocios de desarrollo, desde el cual, con el concurso de un empresario suizo-angoleño, Jean Claude Bastos Morais, se desviaron 500 millones de dólares de dicho fondo. En todo ello quedó envuelto el oficial de inteligencia de la CIA, Dale Brendler quien se retiró en 2014 como miembro del Servicio Superior de Inteligencia con el rango SIS-4, equivalente a general de tres estrellas en el ejército. Inmediatamente, comenzó a trabajar como contratista de tiempo completo en la propia Agencia con una autorización de seguridad para Información Compartimentada de Alto Secreto/Sensible. (Miguel Cossío, América TV, EU, 16 de mayo de 2025)
Todo indica que es un caso mucho muy complejo, con infinidad de aristas que seguirá generando información. Un caso inaudito de un alto oficial de inteligencia en donde se mezcló la alta traición con la alta corrupción. El acuerdo de culpabilidad limitó la pena recibida a siete años.
En el caso Henry Davis Barnett, “espía de la Era fría”, éste trabajó para la CIA y antes para el ejército de EU en Corea. Decidió vender secretos al KGB, dado que entre 1975 y 1980 decidió contactar a agentes soviéticos en Indonesia y entregó nombres de agentes de la CIA y estructuras de redes de inteligencia de Estados Unidos, fue detenido en 1980, se declaró culpable y fue sentenciado a 18 años de prisión por espionaje. Cumplió su condena y murió en 1993, le fueron conmutados algunos años, murió poco después de ello.
Brian Jeffrey Raymond trabajó en la CIA por más de 20 años, estuvo asignado a México, Perú y otros países; desde 2006 hasta 2020, abusó sexualmente de más de 20 mujeres a quienes drogaba, grababa sin su consentimiento, manteniendo más de 500 imágenes y videos explícitos. Se declaró culpable de múltiples cargos recientemente, en 2023. Fue condenado en 2024 a 30 años de prisión. Se le ordenó pagar restitución de daño moral a cada víctima. Se ha considerado un caso de depredación sexual atroz sin precedentes dentro de los agentes de la CIA.
“Es seguro decir que es un depredador sexual”, dijo la jueza Colleen Kollar-Kotelly al imponer la sentencia completa que habían solicitado los fiscales. “Va a tener un período de tiempo para pensar en esto”. Algunas de sus víctimas dijeron que sólo se enteraron de lo sucedido después de que el FBI les mostrara las fotos en las que aparecían siendo agredidas mientras estaban inconscientes. “Mi cuerpo parece un cadáver en su cama”, dijo una víctima refiriéndose a las fotos. “Ahora tengo pesadillas en las que me veo muerta”.
Otro antiguo empleado de la CIA –un oficial en prácticas– se enfrentará el mes que viene a un juicio por jurado acusado de agredir a una mujer con un pañuelo en las escaleras de la sede de la agencia en Langley, Virginia. Ese caso animó a unas dos docenas de mujeres a denunciar ante las autoridades y el Congreso sus propias agresiones sexuales, tocamientos no deseados y lo que consideran esfuerzos de la CIA por silenciarlas. Y, sin embargo, el alcance total de la mala conducta sexual en la CIA sigue siendo un secreto clasificado en nombre de la seguridad nacional, incluyendo un reciente informe interno de 648 páginas que encontró deficiencias sistémicas en el manejo de la agencia de este tipo de denuncias (Primera Hora, The Asociated Press, 18 de septiembre de 2024).
Aberrante, cómo pueden llamar un tema de seguridad nacional el denunciar y castigar ejemplarmente este tipo de conductas. Recomendamos leer el trabajo de Liza Mundi, Hermandad: la historia secreta de las mujeres de la CIA. Ante todo ello, se conoce que los directivos de la CIA han entrado a un proceso se reformas internas para mantener a salvo a las mujeres dentro del organismo.
Jeffrey A Sterling destacado como oficial de inteligencia para recabar información de inteligencia sobre el Programa Nuclear de Irán, como oficial encubierto desde 1993, participó en una operación clandestina contra dicho programa, pero descontento por el trato recibido, decidió filtrar información a la prensa, revelando detalles a un periodista del New York Times (2003) James Risen sobre operaciones de la CIA contra Irán, aunque no reveló nombres de agentes comprometió la estrategia del organismo al quedar al descubierto. Se trataba de una conspiración para dañar el programa nuclear de Irán.
Su encarcelamiento marca una victoria para el gobierno del presidente demócrata Barack Obama en su ofensiva contra quienes divulgan datos secretos de la Unión. El caso se había prolongado en los tribunales durante años mientras los fiscales presionaban al periodista del Times James Risen para revelar sus fuentes, pero éste se negó a hacerlo. Risen fue citado por primera vez en 2008, pero apeló ante la justicia hasta que la citación expiró al año siguiente.
La administración de Barack Obama, tomó posteriormente la inusual decisión de renovar la citación judicial en 2010. La batalla legal terminó siete años después de la citación original, en enero de ese año, cuando el Fiscal general estadunidense Eric Holder dijo que los fiscales no obligarían a Risen a revelar sus fuentes después de todo. En 2015 fue condenado por fuga de información y obstrucción de justicia. Recibió una condena de 42 meses, cumplió su condena y fue liberado en 2019.
Desde noviembre de 1998 hasta mayo de 2000, Sterling fue asignado a un programa operativo clandestino diseñado en secreto para socavar el programa nuclear iraní. En 2000, presentó una demanda contra la CIA denunciando discriminación racial por su condición de afro-estadunidense, la cual no prospero. El caso provocó una ola de protestas entre organizaciones que monitorean a los medios, y que recogieron más de 100 mil firmas en una petición realizada a través de internet y entregada al Departamento de Justicia, solicitando el cierre del juicio (The Voice Swis Info, 11 mayo de 2015).
Probablemente el caso más icónico es el del exdirector de la CIA, comandante de las tropas de ocupación de EUA en Irak y Afganistán, ideólogo de la doctrina de contrainsurgencia, David Petraeus, que visitó en Los Pinos a Felipe Calderón para plantear un programa de combate al crimen organizado como el contenido en el Plan Colombia: el general David Petraeus ya en retiro, cayó en desgracia por la transmisión de información clasificada a su amante y biógrafa.
Así, el general de cuatro estrellas, el nivel jerárquico más alto en tiempos de paz, acusado de filtrar información sensible de defensa, fue encontrado culpable de los cargos y sentenciado a dos años de libertad condicional y el pago de una multa de 100 mil dólares, llegando a dicho acuerdo para evitar largar el proceso judicial abierto en una Corte de Carolina del Norte, declarándose culpable de retener información clasificada y transmitirla. Se agregó que lo elevado de la multa económica, reflejó la gravedad del delito, considerado así por el juez David Keesler.
“Estoy convencido de que una sentencia más alta es apropiada en este caso debido a que (Petraeus) admitió su culpabilidad”. El general Petraeus renunció a su cargo de director de la CIA en noviembre de 2012 (en enero de ese año estuvo con Felipe Calderón en Los Pinos). Empezó a ser investigado por el FBI cuando la relación extramatrimonial con su también biógrafa Paula Broadwell fue conocida.
Los investigadores recomendaron imputar a Petraeus los cargos, porque pudo haberse excedido en la información trasmitida a su amante y de los efectos posibles para la seguridad nacional (RTVE, 24 de abril de 2015).
En diciembre de 2014 se conoció un Informe del Senado de EU sobre el programa de detención e interrogatorios de la Agencia Central de Inteligencia que representa una contundente denuncia del uso extendido y sistemático de la tortura por la CIA, dicha agencia “miente al Congreso y tortura”. Se documentan numerosos datos tergiversados transmitidos por la CIA sobre la eficacia del programa, y demuestra que funcionarios estadunidenses sabían que era ilegal. Pone de manifiesto “la necesidad de que el gobierno estadunidense divulgue oportunamente el informe completo, refuerce la supervisión de la actuación de la CIA e investigue y juzgue por las vías correspondientes a los altos funcionarios responsables del programa de tortura” (Human Rights Watch, Reporte, 11 de diciembre de 2014).
El informe debe ser el punto de partida para que se investigue penalmente el uso de tortura por funcionarios de EU, indicó Kenneth Roth, director ejecutivo de dicho organismo. “Si el gobierno de Obama no exige que los responsables de torturas rindan cuentas por sus actos, la tortura podría convertirse en una opción política cuando se produzca la próxima e inevitable amenaza para la seguridad”. Porque tales procedimientos “fueron mucho más cruentos, sistemáticos y extendidos de lo que se informó anteriormente; que muchas de las técnicas aplicadas en interrogatorios de la CIA excedieron las autorizadas por el Departamento de Justicia; y que la CIA comenzó a utilizar las técnicas mucho antes de haber recibido autorización”.
Y detalló los procedimientos bárbaros usados: “el uso de posiciones forzadas con el propósito de causar dolor físico y estrés, la exposición a encandilamiento y música a niveles intolerables, la simulación de asfixia con agua (waterboarding) y arrojar bruscamente a detenidos contra paredes o encerrarlos en ataúdes” (ídem).
Más detalles del salvajismo utilizados, que no le piden nada a los métodos de tortura en países como Turquía siglos atrás (las “sillas de tortura”), o en Rumania (el “empalamiento de soldados enemigos”): “la CIA utilizó métodos de inmovilización dolorosos, practicó medidas punitivas, como la alimentación por vía rectal” o la “rehidratación rectal,” y obligó a detenidos que “tenían fracturas en las piernas a permanecer de pie y encadenados a la pared”. Sólo los peores dictadores o déspotas en la historia antigua procedieron con semejante bestialidad
Un organismo de Estado capaz de hacer y repetir esto decenas de veces, un gobierno que lo permite y no castiga y una sociedad indiferente ante semejantes atrocidades, no pueden ser ejemplo de civilización occidental, de eficiencia operativa, ni de democracia como forma de vida, son regímenes de despotismo punitivo, así los partidos políticos que gobiernan se nombren Demócratas o Republicanos, son la antítesis de todo lo que pregonan. Agudo contraste con el asombroso nivel de desarrollo económico, social, universitario y tecnológico logrado, en tan solo poco más de dos siglos desde su independencia.
Todo ello forma parte de lo que denominaremos la descomposición interna de la CIA, que no significa que deje de ser esencialmente efectiva en sus objetivos, sino que aumenta sus fallos de inteligencia con costos cada vez más elevados para la propia agencia, requiere cada vez en términos absolutos usar los procesos más salvajes para conseguir los propósitos buscados, y en paralelo, sus agentes, oficiales y directivos incurren en conductas inimaginables frente al espíritu de disciplina rígida y comportamiento ético propio de ellos ante las órdenes superiores. Los desvíos en los altos mandos se multiplican.
En las últimas semanas conocimos desde los archivos recientemente desclasificados sobre el asesinato del presidente John F Kennedy, el rol jugado por la CIA, la cual tenía copadas las embajadas de EU con agentes inteligencia encubiertos, así, en enero de 1961 cuando toma posesión del cargo presidencial, “el 47 por ciento de los oficiales políticos que servían en las embajadas de Estados Unidos eran CAS” –agentes de inteligencia que trabajaban bajo apariencia diplomática conocidos como Fuentes Americanas Controladas–, agentes de operaciones especiales que reportaban no al embajador sino a los directivos de la CIA en Langley, Virginia, la actividad diplomática estaba copada por la inteligencia exterior estadunidense, y dicho destacamento de inteligencia actuaba en nuestra subregión, en Cuba, México y en menor medida en Chile.
¿Qué tiene esto que ver? Era un indicador muy representativo del gran poder que la agencia poseía, el estatus al que la había encumbrado el contexto de la Guerra Fría a principios de esa década, sobre lo que hay documentos de que el presidente Kennedy por escrito en memorándum secreto expresó su enorme desconfianza hacia el organismo, de lo cual surgió la versión de que había un proyecto en curso para desaparecerlo, era ya un poder paralelo a los otros órganos del Estado, no los embajadores y el personal diplomático, era determinantes, sino una influencia fundamental en la política exterior era el trabajo encubierto de los agentes de la CIA, cuyos reportes llegaban primero a la propia agencia, actuaban con un importante grado de autonomía.
La hipótesis de la desaparición de la CIA se orientaba a recuperar para el Departamento de Estado todas las operaciones clandestinas y el control completo de la política exterior, responsabilidad total y directa del presidente de la república. El asistente especial de Kennedy, Arthur Schlesinger Jr Todo indica que era el autor del memorándum dirigido al presidente (de 15 páginas) en donde se describe la propuesta, y que fue desclasificado recientemente, en total, 63 mil páginas, pero se indica que faltan más.
La hipótesis de la desaparición sustentaba en dicho memorándum, puede interpretarse de dos maneras: actuar para detener dicho proceso antes de que se echara a andar en firme, o la completa displicencia del organismo en la seguridad del presidente en una plaza o Estado tan difícil como Texas y su ciudad tan importante como Dallas, con mafias tan poderosas y una comunidad cubana numerosa tan descontenta por la política de “tolerancia a Cuba” y su negativa a respaldar la invasión en Bahía de Cochinos con el ejército estadunidense, un fracaso atribuido a la CIA misma, pero que pesó desde entonces en el gobierno y prestigio del presidente Kennedy.
En cualquier caso, es una hipótesis nueva. Veremos si surgen mayores soportes, en su caso, estaríamos totalmente inmersos en la revelación de un magnicidio de Estado ocurrido al interior del Estado hegemónico en el sistema internacional.
Probablemente los dos fallos de inteligencia mayúsculos de la CIA fueron el ataque del 9/11 en 2001, si realmente éste se produjo (hay hipótesis fundamentadas en sentido contrario), y la pandemia global en 2019, de enorme relevancia ambos. Su efectividad operativa quedó seriamente cuestionada. Se revelaron después algunos “indicios de detección” solamente. Ya no podía ser considerada después de todo ello como “una agencia excepcional”.
Hemos presentado una panorámica sobre lo que en teoría podría pensarse que son los mejores agentes, oficiales y altos directivos de inteligencia del mundo, junto con la organización transnacional como es la CIA, los graves fallos en su operación para el logro de objetivos, las traiciones por dinero, sus debilidades humanas, algunas en extremo graves, sus discrepancias con las órdenes recibidas y su vulnerabilidad ante otros servicios de inteligencia, como el soviético –en su momento– y el chino.
Su acción multifacética en América Latina, intervencionista, criminal y depredadora de las instituciones sociales, democráticas y de las corporaciones armadas, es históricamente conocida, pero menos en su etapa más reciente, digamos el último decenio del siglo XX y el primer cuarto del actual. Ningún país latinoamericano ha quedado ni está al margen de su acción, más aún, en los cinco decenios de “la guerra contra las drogas”, es decir, de su geopolítica de dominación y de su geoestrategia de desestabilización y penetración nacional. Habrá que investigarlo.
Por lo pronto, solo podemos preguntarnos ahora respecto a la región y a nuestros países ¿Qué más se traerá entre manos la CIA?
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