Un ataque del ejército israelí asesinó este jueves a 15 personas palestinas que hacían fila para recibir ayuda alimentaria en la ciudad de Deir al Balah. Entre ellas, nueve infantes y cuatro mujeres, denunció el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Además, dejó a otras 30 personas heridas, entre ellas 19 menores. La asistencia era suministrada por el Proyecto Esperanza, organización aliada a Unicef.
Entre las víctimas mortales se encuentra Mohammed, hijo de Donia. Ella “yace ahora en una cama de hospital, gravemente herida por la explosión, aferrada al pequeño zapato de Mohammed. Ningún padre debería tener que enfrentarse a semejante tragedia”, indicó Catherine Russel, directora ejecutiva de la agencia UNICEF.
De acuerdo con el comunicado, esta práctica no es nueva por parte de Israel. Desde finales de mayo, cuando se dio el primer reporte, hasta hace una semana, Naciones Unidas había contabilizado el asesinato de unas 613 personas palestinas que se encontraban en centros de distribución de ayuda humanitaria.
Sobre esta situación, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Voker Türk, pronunció que “los palestinos se enfrentan a la peor de las opciones: morir de hambre o arriesgarse a ser asesinados mientras intentan acceder a los escasos alimentos que se distribuyen a través del mecanismo militarizado de asistencia humanitaria de Israel”. Su acusación ocurrió el 3 de junio, a pocos días de efectuarse este crimen de lesa humanidad penado por el derecho internacional.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha señalado, desde finales de junio, que este tipo de asesinatos por parte de Israel constituían un crimen de guerra, y que el mecanismo que aplica el ejército “contradice las normas internacionales sobre distribución de ayuda”.
En Gaza, mientras la población busca alimentos de manera desesperada, ante la grave situación de desnutrición y hambruna, “se registran casi a diario incidentes con víctimas en masa”, dijo el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric.
Pero la hambruna es sólo uno de tantos problemas. La Organización Mundial de la Salud ha evidenciado que, si bien el 8 de julio ingresaron camiones con ayuda médica, “se necesitan muchos más suministros”, pues “las necesidades sanitarias siguen siendo inmensas”.
Y en el norte de Gaza, la propagación de enfermedades a partir de la disminución en la capacidad de suministro de agua y mal funcionamiento de pozos, aumenta cada vez más. El portavoz Dujarric señaló que, desde principios de marzo, prácticamente no ha entrado ningún producto de higiene personal.
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