Recula Peña Nieto en su espionaje a los legisladores

El periodismo de investigación sigue dando frutos frente y contra la democracia representativa o indirecta para enriquecer y fortalecer a la democracia directa, la del demos en activo para “hacer una petición o presentar una protesta” (Artículo 9 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos), tal como lo explica certeramente en su libro Giovanni Sartori, Aspectos de la democracia, al sostener que la “democracia sólo puede significar que el poder reside en el pueblo activo” si es que, además, “la política es, y será siempre, el producto de lo políticamente activo”. Ésta es la democracia directa: la del pueblo en las calles manifestando sus desacuerdos, criticando a los gobernantes, exigiéndoles cumplir con sus obligaciones y demandando la rendición de cuentas.

Semiparlamentario: la única salida al presidencialismo mexicano

El viejo presidencialismo priísta (nacido en 1946 con los genes del Partido Nacional Revolucionario de 1929 y del Partido de la Revolución Mexicana de 1938), con la fallida alternancia de su hermano bastardo el Partido Acción Nacional –abortado en 1939–, es ya un presidencialismo agotado, desgastado y destinado a morir con el peñismo.

Ingrid y Manuel: pobreza, miseria y el mentiroso discurso peñista para combatirlas

Ante el discurso mentiroso del peñismo para combatir la pobreza (sólo en unos cuantos municipios), la pinza ciclónica de Ingrid y Manuel que sembró la muerte y el desastre en el 80 por ciento del territorio –al arribar por el Océano Pacífico y el Golfo de México– abortó la pavorosa miseria, hambruna y el olvido político-económico en el que sobreviven varios millones de mexicanos; quienes habitan en las márgenes de los ríos, en laderas montañosas o a los costados de caminos labrados a fuerza de transitar (descalzos o con rústicos huaraches); porque presidentes municipales, desgobernadores y el presidente de la República en turno dejaron de cumplir con sus obligaciones desde que el neoliberalismo económico se implantó en 1988, y que el peñismo busca llevarlo hasta sus últimas consecuencias con su intentona de privatizar el petróleo. Del salinismo al peñismo no han importado los pobres. Es más, sobran, empezando por los indígenas y los sectores bajos de una población que ha llegado a los 115 millones. De éstos, al autoritarismo y al neoliberalismo le sobran 80 millones de mexicanos.

El “emperador” Peña y la “emperatriz” Angélica… (¿Y el desastre nacional?)

Sobre todo desde Manuel Ávila Camacho, los presidentes todavía confunden al Palacio Nacional con el Castillo de Chapultepec, donde vivieron Maximiliano y Carlota, quienes nunca fueron emperador y emperatriz porque Benito Juárez era el presidente constitucional; y primero los austriacos dejaron su farsa, que Juárez y el pueblo se rindieran. Juárez optó por vivir en una de las alas de Palacio Nacional que hacerlo en el Castillo.