La guerra por los energéticos

Las autoridades afirman que la reprivatización del petróleo y la energía eléctrica es para “modernizar” las paraestatales, pero de esa cantaleta mediática no hay una sola evidencia. Ninguna privatización o reprivatización ha sido en beneficio de la sociedad. Ni siquiera un caso pueden exponer los porristas oficiales. Lo cierto es que los grandes empresarios vienen por los recursos energéticos de México y el gobierno se impacienta por entregárselos. Le apuestan a que la sociedad, atomizada o dormida, lo permitirá.

La contrarreforma energética

De concretarse la reprivatización y extranjerización petrolera y eléctrica, Estados Unidos y las fuerzas reaccionarias “mexicanas” habrán logrado una de sus mayores victorias de la historia reciente sobre los intereses nacionales. Los medios de comunicación ya se aprestan a celebrar el golpe al país.

El primer informe de Peña Nieto

El próximo 1 de septiembre, el presidente Peña Nieto hará públicos los resultados de su primer año de gobierno: el alza en las tasas de la pobreza y la violencia, el colapso del mercado interno y la nula generación de empleos. Una hipótesis perversa podría explicar la situación: inducir una austeridad fiscal deliberada para que la consecuente recesión doblegue y obligue a la población a aceptar la reprivatización energética, ante el temor de perder su empleo y el agravamiento de sus necesidades sociales

Sacan del país los recursos de Pemex

En el contexto de la “discusión” de la reforma energética, Contralínea recupera los textos que ha publicado respecto del manejo de la paraestatal Pemex y sus subsidiarias, entre ellas PMI Comercio Internacional dedicada a la exportación de crudo e importación de petrolíferos. Entre los trabajos se incluyen aquellos que documentan corrupción, tráfico de influencias y la creación de empresas privadas en el extranjero, sobre todo en paraísos fiscales, que a pesar de operar miles de millones de pesos del erario no rinden cuentas a nadie

La pobreza, la miseria y las falacias “rigurosamente técnicas”

Pobres “moderados”, “extremos”, “alimentarios”, en “capacidades y patrimonio”, “carentes sociales”, en “ingresos inferiores al mínimo” y en “bienestar”… toda una parafernalia de términos para ocultar una realidad: el 80 por ciento de mexicanos vive en la miseria. Sin un plan económico y social que se diferencie al de los últimos 5 sexenios, el gobierno de Peña Nieto verá cómo el número de pobres se incrementa mes con mes