Manuel Aguilera Gómez y su conflicto, esperanza y frustración petrolera

Es un libro de siete ensayos político-económicos que van subiendo de tono crítico. Alcanza su clímax a partir del capítulo cinco, rematando su análisis con el tránsito del Petróleos Mexicanos (Pemex) de la expropiación de 1938 a la contraexpropiación de 2014; o sea, de la grandeza de un Lázaro Cárdenas al presidente del montón: Peña Nieto. No son las dos caras de la misma moneda: la del mexiquense en el “basurero de la democracia que está lleno de vidas de aspirantes a líderes” (John Keegan, La máscara del mando). La cardenista asida al pueblo, al Estado-nación, al imperio de la ley constitucional. De un Pemex para garantizar la soberanía energética, la independencia económica y la intervención en el mercado para relativizar los abusos del capitalismo, a un expemex privatizado que abre al país a todos los riesgos de la globalización del neoliberalismo económico, y como botín de los capitalistas que ya son el 1 por ciento de la población mundial (Joseph B Stiglits, La gran brecha). Valga lo anterior como prólogo a la reseña del libro de Manuel Aguilera Gómez: El petróleo mexicano: conflicto, esperanza y frustración.

Saqueo y entierro de la democracia en la Unión Europea

Miles y miles de griegos protestan en las calles y van a la huelga en defensa de sus derechos. Da igual. El Parlamento griego aprueba la reforma de las pensiones. La pensión mínima para quienes hayan cotizado 20 años, 384 euros y 346 para quienes hayan trabajado menos de 15 años.

México, un país de víctimas… y criminales

¿Qué somos como mexicanos? Es una pregunta que en diferentes épocas y desde diversos enfoques ha ocupado la mente de varios pensadores, de los cuales algunos han discernido buena parte de sus reflexiones en textos icónicos de lo que es ser uno y los diferentes mexicanos que han habitado y habitan nuestro territorio.

Las aseguradoras y la privatización del sector salud

El fantasma de la privatización del sector salud parece abandonar su forma etérea para materializarse a través de una iniciativa presentada en la Cámara de Diputados que pretende aniquilar el actual modelo de atención a enfermedades y riesgos de trabajo que instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el Instituto de Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) prestan a millones de trabajadores y burócratas, tal y como lo establece la Constitución.