Nuestros lectores

Visión clara

Caricatura de Miguel Galindo
Veinte años en prisión

Al volver a la ciudad de la cual salí hace 2 décadas no pude reconocerla. Más allá de las obvias transformaciones urbanísticas (casi babilónicas a mis ojos aún no manchados de asfalto) de algún modo me latigueó el contemplar ciertas expresiones de la gente en la calle: resignación, indiferencia, fastidio, “callada desesperación”; una sorprendente cantidad hablando por celular, otros encerrados en sus propias rejas invisibles, ¿acaso esa apatía extrema de las masas que precede a los totalitarismos? Algo ha cambiado en todo caso, pero al mismo tiempo todo sigue igual, sólo más cerca el presagio de una catástrofe largamente anunciada, el monstruo de asfalto al borde del infarto vial con sus 7 millones de automóviles circulando diariamente y que convierten prácticamente todas las horas del día en horas pico, lejos ya la urbe que cantaron vates como Efraín Huerta (con amor-odio), atrapada toda nostalgia libertaria y bucólica, cualquier añoranza frayluisdeleonesca (“Que descansada vida la del que huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda…”).
Miles de estadunidenses mueren por armas cortas

La mayor parte de los 30 mil estadunidenses muertos por herida de bala son jóvenes menores de 19 años. En esta cifra no figuran los muertos por herida de bala disparada por policías o por agentes del servicio de fronteras entre Estados Unidos y México y otro tipo de muertes violentas. Es como si muriesen acribillados todos los participantes del maratón de Nueva York, o los ocupantes de 100 aviones jumbos, o la población de una pequeña ciudad, o los asistentes a un partido de fútbol en el estadio de un gran equipo.
Acuerdo Transatlántico, un ataque contra la vida digna

Bar de Chicago, década de 1930, en plena Ley Seca. El dueño, a un vendedor de cerveza de Al Capone: “Tenemos cuanto necesitamos. Además, la cerveza que vendes es mala”. El sicario contesta: “No se trata de que la cerveza sea buena sino que has de comprarla”. “No la compraré”, resiste el tabernero. El gángster se va. Alguien deja un maletín junto a la barra. El maletín estalla y destruye el establecimiento.