Opt, tras un partido del pueblo y los trabajadores

Es casi imposible que los políticos insertos en cada uno de los llamados partidos institucionales –reconocidos por el Instituto Federal Electoral (IFE)– se encuentren a salvo de la crisis moral por la que atraviesa nuestro sistema democrático, en el que, sin importar la sigla partidista, una reducida elite que se intercambia cargos públicos y legislativos cada 3 y 6 años ha dejado de representar los intereses de millones de habitantes para custodiar, en perjuicio de la propia soberanía nacional, las ganancias de un capitalismo guiado por los principios de un neoliberalismo económico al que poco le importa el bienestar y respeto a los derechos de la clase trabajadora.