Memorias de la censura o Uruchurtu, el Regente de Hierro

Ernesto P Uruchurtu, llamado el Regente de Hierro, es referencia imprescindible de la censura moralista en la historia de la Ciudad de México, territorio que en los últimos años conquistó libertades que horrorizarían a las “buenas conciencias” de mediados del siglo pasado.
En esa época, Uruchurtu llevó a cabo mejoras urbanas a la vez que se dio a la tarea de censurar todo tipo de espectáculos, al apelar a criterios sexofóbicos como los que décadas después implantarían en algunas entidades de la propia República Mexicana los llamados “alcaldes mochos”, del católico Partido Acción Nacional (PAN).

La ignorancia presidencial en los temas militares

Antes de aceptar el grado de general de cinco estrellas, los presidentes mexicanos deberían tener al menos nociones sólidas de temas estratégicos, políticas de defensa, planeación y presupuestación militar, sistemas modernos de armamento, además de rodearse de asesores expertos en el tema militar. Lamentablemente no ha sido así, y las consecuencias de la ignorancia de un presidente en temas de defensa siempre han sido graves.

Exploración petrolera 2012: los más pobres resultados en 10 años

Para mayo de 2013, Petróleos Mexicanos (Pemex) aún no publica el informe oficial sobre los resultados del año anterior. En una situación inédita, no quiere reconocer las dificultades por las que atraviesa, ni siquiera en el voluminoso Informe de casi 800 páginas entregado al Consejo de Administración de la paraestatal que, formalmente, continúa siendo de la nación mexicana.

¿También modernizar al Estado laico?

Debe quedar muy claro que la reunión en la Plaza de San Pedro –y su monumental iglesia– de Enrique Peña Nieto con el nuevo papa Francisco (por Francisco de Asís, quien auténticamente se empobreció para luchar por los pobres) no fue con el jefe de la Ciudad del Estado del Vaticano, lo cual ha puesto en riesgo al Estado laico, cuyo fundamento es la separación del Estado y las iglesias, principalmente con la católica, que desde siempre y hasta hoy ha pretendido (y a veces logrado), quitarle al César lo que es del César y someterlo al imperio religioso. El laicismo así entendido y practicado se origina desde el siglo V, incluso por decisión del papa Gelasio I, quien postuló aquello de que las “dos espadas” no pueden ni deben empuñarse por una sola persona. Esta imagen inició, pues, la separación del Estado y la entonces naciente iglesia cristiana que se envolvió en el catolicismo hasta nuestros días.